Clientelización política

De Violencia de Genero

De la Wikipedia:

El clientelismo político es un intercambio extraoficial de favores, en el cual los titulares de cargos políticos regulan la concesión de prestaciones, obtenidas a través de su función pública o de contactos relacionados con ella, a cambio de apoyo electoral.
Los politólogos Cas Mudde y Cristóbal Rovira Kaltwasser lo definen como «un modo particular de intercambio entre grupos de electores y políticos, gracias al cual los votantes obtienen bienes (pagos directos o acceso privilegiado a empleo, bienes y servicios, por ejemplo) a condición de que apoyen a un patrón o partido».Aspectos ya definidos en décadas anteriores por los politólogos Guillermo O`Donnell, Javier Auyero y Miguel Trotta en el mismo sentido.

Los antecedentes del PER y el proteccionismo como garante de votos

Aunque existen muchos antecedentes de clientelismo político en España todos ellos serían vistos con un ojo crítico por ciertos colectivos pero de todos ellos el más innegable y que más daño ha hecho es el paro agrario en Andalucía. También es el que más estudios ha suscitado.

Un extenso estudio sobre el clientelismo político publicado por Susana Corzo, profesora de la facultad de Ciencias Políticas de Granada, en relación a los diferentes tipos de subsidio agrario habidos en Andalucía desde el establecimiento de la democracia, concluye que sólo IU se ha beneficiado electoralmente, aunque de manera leve, del mantenimiento de tales ayudas.[1]

Esa conclusión aunque discutible, al menos reconoce el PER como clientelismo político.

Otros artículos e investigaciones sociológicos recogen el fenómeno del clientelismo político en Andalucía.

[...] es a principios de los años ochenta cuando las instituciones del Ministerio de Trabajo asumen el papel de subvencionadores del paro agrario, ocupando finalmente el Estado desde 1982 el papel que antes habían tenido los caciques. Así el protector de los campesinos ya no es el cacique, un señor individual, sino el Estado, que es el que paga a la gente que ha vuelto de Alemania. De España salieron 2.300.000[2]

Un artículo con entrevistas a propietarios de granjas habla de como el clientelismo está dificultado encontrar trabajadores:

El problema es que, según los productores, si un empleado que está cobrando el subsidio decide trabajar un día más de los 20 días ahora estipulados, se le descuenta la parte proporcional del subsidio de 430 euros que puede cobrar sin necesidad de ir a trabajar. 
"Ha sido un subsidio positivo para frenar la despoblación, pero al mismo tiempo ha desincentivado la mano de obra", indica Eduardo López. 
"¿Quién va a querer trabajar una jornada completa en el campo para sacar sólo 20 euros más de lo que gana por quedarse en casa cobrando el subsidio sin esfuerzo alguno?", añade el responsable de relaciones laborales de COAG. [3]

Muchos de estos comentarios se pueden leer en términos políticos actuales: a medida que el PSOE fue perdiendo voto obrero entre 1990 y 2010 fue desplazandose hacia el feminismo intentando asi centralizar el voto de las mujeres.

Referencias