Caso de El Comercio de 24 de Noviembre de 2020
De Violencia de Genero
En un proceso de divorcio la mujer se inventa numerosas acusaciones que el marido puede demostrar que son mentira y el juez falla a favor del marido poniendo una multa que (tristemente) se considera ejemplar aunque es muy inferior al redito que ella podía haber obtenido.
Una vecina de la ciudad deberá pagar una multa de 3.600 euros y una indemnización de 6.000 euros a su exmarido por los daños morales causados tras acusarle, en pleno proceso de divorcio y de negociaciones sobre la custodia de sus dos hijos, de haberla vejado y maltratado. El tribunal del Juzgado de lo Penal número 2 de Oviedo ha fallado en su contra. La denuncia, sentencia el juez, era «falsa» y «delictiva». El hombre había llegado a ser detenido. Los hechos se remontan a hace dos años. La mujer había asegurado ante la Policía que sufría vejaciones desde hacía varios años. Una de las últimas, presuntamente, el 5 de abril de 2018 tras una discusión en la que su marido, explicaba entonces, la había agarrado fuertemente del brazo y empujado. A consecuencia de esto, ella afirmaba que se había golpeado con el marco de la puerta del coche y que su ex hasta llegó a intentar pillarle los dedos mientras ella sujetaba en brazos a su hija de dos años, que terminó cayendo al suelo y sufriendo varias lesiones de carácter leve. La denuncia fue remitida al Juzgado de Violencia sobre la Mujer, pero no tuvo demasiado recorrido. Tras abrir diligencia por un presunto delito de violencia doméstica y de género, la jueza dictó un auto de sobreseimiento del caso «al quedar demostrado que era con intención de perjudicar a su marido» y que las lesiones sufridas por la niña tuvieron lugar a causa de «una caída accidental anterior a la discusión de los padres». Asimismo, el relato de la mujer no tuvo demasiados apoyos. Su parte médico, advierte la sentencia del Penal, «tampoco indicaba que hubiese sufrido lesiones compatibles» con la agresión denunciada. Además, las grabaciones de la discusión mostraban a la mujer «en estado de suma alteración», provocando con sus gritos e insultos el llanto de sus hijos, mientras que el marido «se muestra en todo momento tranquilo y sin alzar la voz». Durante el juicio, la mujer negó haber mentido al interponer la denuncia, pero «evidenció su animadversión hacia su ex marido», recuerda el juez. Este, no obstante, mantuvo en todo momento que su exesposa «se inventó todo» con la única intención de conseguir la custodia.[1]