Victimismo feminista
El victimismo feminista (o feminismo victimista) consiste en entender el feminismo como el de una mujer anulada por el patriarcado que se ve subyugada por el mismo y cuyos problemas empiezan en la presencia e influencia de los hombres.
Feminismo fuerte versus Victimismo feminista
Se está generando un discurso monolítico donde la mujer es presentada como alguien incapaz de defenderse, y esto es un mecanismo muy perverso y una mala estrategia para el feminismo. [...] ¿Y de verdad este es el feminismo que queremos? ¿Un feminismo donde unas mujeres le dicen a otras lo que pueden o no pueden decir? ¿Un feminismo que replica el paternalismo machista? ¿Nos estamos quitando de encima la tutela de los padres, maridos e hijos para soportar ahora la de otras mujeres?[1]
Este feminismo contradice el feminismo "fuerte" de la postguerra de la Segunda Guerra Mundial, conocido en algunos países como "la segunda ola" caracterizado por imágenes como la de "Rosie the Riveter" que reflejaba una mujer fuerte e independiente que no necesitaba de su marido ni del estado para prosperar.
El feminismo victimista suele estar relacionado con el clientelismo político (alguien tiene que proveer a la mujer de la seguridad que requiere) que presenta al Estado como garante de la defensa de la mujer, en oposición al feminismo como mecanismo gestionado por la mujer, es una forma de alimentar el clientelismo de la mujer con respecto a un partido político.