Caso de la menor que acuso a su novio adulto de violación después de que le pusiera los cuernos en Marzo de 2025
Cuando el asunto llegó a juicio, la defensa, liderada por la abogada penalista María Pérez Calvo, de la firma Durán & Durán Abogados, desarmó la acusación con una lógica demoledora: si el acusado hubiera sabido que la chica era menor, difícilmente habría ido a conocer a sus padres, como así hizo.
Nadie con dos dedos de frente y un mínimo de instinto de supervivencia social se expone así si tiene conciencia de estar cometiendo un delito. Pero, claro, la lógica y la justicia no siempre juegan en el mismo equipo.
La menor, en su declaración, admitió que mintió para entrar en la aplicación. No le tembló el pulso al presentarse como mayor de edad y también para ocultar a sus propios padres lo que hacía.
Luego, sin embargo, sostuvo que había dicho la verdad desde el principio, que le había contado a su exnovio que tenía 15 años, aunque eso no se pudo probar ni con pruebas documentales ni con testimonios.
Ni una simple conversación por chat en la que se constatara que el acusado sabía lo que supuestamente debía saber. Palabra contra palabra, sin rastro de pruebas. Y con esa base la Fiscalía había estado pidiendo doce años de cárcel y 25.000 euros por daño moral.
El tribunal, con un poco más de sensatez que la Fiscalía, dijo que no. Que no se puede condenar a alguien por lo que podría haber sabido pero no se ha demostrado que supiera. [1]