La palabra de la mujer no vale

De Violencia de Genero

"La palabra de la mujer no vale" es un argumento utilizado en procesos judiciales para revertir la realidad y se caracteriza en dos escenarios típicos:

  • Hacer pasar casos de consentimiento como casos donde no se dio consentimiento o este no fue valido
  • Hacer pasar cambios de opinión de la mujer como "declaraciones afectadas por un estado psicológico alterado"

El consentimiento de la mujer no vale o es cancelado retroactivamente

Base histórica del consentimiento viciado

Las relaciones sexuales entre hombres y mujeres históricamente se han basado en el consentimiento mutuo entre ellos, un pacto verbal o derivado de la situación que permitía ambos obrar dentro de unos límites y donde cuando uno de los dos no se sentía cómodo solo tenía que manifestárselo al contrario.

Sin embargo con el auge del feminismo radical se ha ido degradando el consentimiento hasta el punto de que cualquier consentimiento que dé una mujer puede ser cancelado retroactivamente si se dan circunstancias que interesen a esa mujer o a la agenda política de la Industria viogen

El siguiente articulo de UNWomen ilustra como se empezó por este camino:

“No dijo que no”, “habíamos bebido mucho”, “lo iba pidiendo por la ropa que llevaba” o “hay que ser más tajante”. Ya hemos oído antes estas frases. La gente las usa para intentar desdibujar los límites del consentimiento sexual, culpar a las víctimas y exculpar a los agresores del delito que han cometido. Puede que las personas que usan estas expresiones entiendan el consentimiento como una idea vaga, pero la definición es muy clara. Cuando se trata de consentimiento, no hay límites difusos. [1]

Los casos mencionados en el artículo de UNWomen son bastante claros, hablamos de un consentimiento viciado que no debería ser considerado valido, sin embargo empezando en este tipo de frases se ha llegado a situaciones donde cualquier excusa es valida para cancelar retroactivamente un consentimiento.

Degradación de la palabra de la mujer en el consentimiento

El caso Hermoso-Rubiales fue bastante característico de algo que se ve constantemente en procesos judiciales, la manipulación del lenguaje para transformar la realidad, el siguiente artículo de ElPais lo hace en un mismo párrafo:


“Pero ¿Qué haces?”, le preguntan. La incredulidad por respuesta. “¿Y qué has dicho?”, insisten. “Pues vale”, contesta. La asunción de los hechos. Como si nada pudiera remediarlo. Un beso robado no siempre es un beso deseado. Eso pasaba en las comedias románticas con protagonistas bobaliconas que en nada se parecen a estas mujeres de aúpa, con piernas de acero y botas que valen oro, esas que a partir de ahora lucirán una estrella en el pecho de su camiseta roja. Un beso robado no tiene por qué ser una sorpresa agradable. Al revés. Es una intrusión. Más o menos molesta, pero intrusión al fin y al cabo. Una invasión del espacio propio. Sin consentimiento. Una agresión.[2]

Este párrafo de un artículo de ElPais invalida el consentimiento por la relación jerárquica entre jugadora y presidente y lo presenta automáticamente como un "beso robado" y una "intrusión" cuando en el video de los actos vemos que Rubiales está parado, que Jennifer Hermoso le levanta y que Jennifer Hermoso en un video posterior dice haber consentido al beso (cuya interpretación deberá ser evaluado en un proceso judicial). El artículo de ElPais termina diciendo "Sin consentimiento", un artículo periodístico ha culminado el retracto de consentimiento sin mayor duda.

Aplicaciones para concretar el consentimiento que no valen

Este tema se convirtió en algo central en la ola de feminismo actual, hasta el punto de que salieron varias apps de móvil para reflejar consentimiento:

  • iSex
  • We-Consent
  • iConsent
  • UConsent
  • YesMeansYes

Rápidamente salió Yolanda Basteiro presidenta de la Federación_de_mujeres_progresistas para restar valor a esta idea:

Una situación que, según el escenario en el que se produzca, plantea diversos problemas. Por ejemplo, tal y como explica Yolanda Basteiro, presidenta de la Federación de Mujeres Progresistas, "es posible que el móvil se haya perdido o que te quedes sin batería".

Pero podría darse una situación aún más grave, como por ejemplo que la otra parte del contrato lo extraiga para que la relación siga apareciendo como consentida y cometer una violación o que el propio violador otorgue el consentimiento por las dos partes mediante la coacción.

Los desarrolladores de la aplicación, sin embargo, afirman que está creada para dejar constancia de la aceptación mutua y sostienen que incluso podría ser utilizada en juicios por violación; pero, ¿a quién beneficiaría realmente en ese caso?

"En algunas situaciones lo que puede es todavía complicar más las cosas y perjudicar a las mujeres", ha sostenido Basteiro que, como otros investigadores, consideran que podría beneficiar al acusado.[3]

Esta señora, aparte de no tener ni idea de como funciona la informática, una aplicación y el no-repudio digital lo que viene a decir es: "la garantía de consentimiento solo juega potencialmente en contra de la mujer" lo cual tiene sentido por que es la presidenta de la Federación de mujeres progresistas.

La declaración de una mujer puede cambiar sin por eso ser mentiras

Referencia